El Convento de La Tourette:
poco dinero y mucha arquitectura
En esta oportunidad el gran maestro explica cómo encaró, en 1957, el Convento de la Tourette en Lyon.
Los siguientes son los pasajes más salientes de las afirmaciones de Le Corbusier, según se pudo ver en el material cedido a Semanario en Linea por el Servicio Cultural, Científico y de Cooperación de la Embajada de Francia en la Argentina.
¿Cómo accedió a diseñar el Convento de la Tourette?
"Me interesaron mucho los ritos que me explicó un padre. Los rituales dominicanos tienen 800 años y son muy humanos. Me interesan mucho."
"No había un centavo. Siempre me vienen a pedir cosas y me dicen si puedo hacer algo bello, pero que no tienen dinero."
"En la iglesia, que es parte del conjunto, hay un espíritu de proporción, de armonía, con el material más simple posible. Nunca se construyó tan escuetamente. Tenía curiosidad por ver cómo salía."
"El día de la inauguración, en la gran misa solemne con el canto gregoriano admirable que se cantó, quedé encantado. Logré lo que me propuse. Estaban impresionados. Hasta el arzobispo de Lyon me dijo después que se había "convertido" a Le Corbusier, porque me había tomado por un diablo y veía que yo sabía hacer, no arte religioso, sino arte del lugar del oración. El fenómeno y manifestación de lo sagrado en el hombre."
"Con Pierre Jeanneret hicimos cosas revolucionarias. La gente se asombraba intuitivamente. Algunos aceptaban y otros chillaban y chillaban. Quisieron, incluso, domarme con honores, pero no acepté."
"Los "grandes nombres del arte" querían que entrase a las Bellas Artes. Les dije que le tenía miedo al Diablo. "No. Son diablos. No me interesa. Quiero que me dejen tranquilo". Nada de academias. En una conferencia en Buenos Aires dije: "no hay que pensar académico". Piensen que quiere decir eso y quizás estén de acuerdo."
¿Algunos de los que se inspiraron en Usted no hicieron academicismo?
"Sí. Un academicismo sin valor. Después de la guerra me encargaron capillas. No sé por qué. La Capilla de Ronchamp, que es un lugar de encuentro mundial, y también el Convento de la Tourette, muy admirado por todo tipo de gente que casi quieren ser monjes. Pero no, prefieren poder salir."
"Uno de mis clientes quería que le hiciese una iglesia en la ciudad donde él es alcalde. Yo no tenía ganas. Ya había hecho dos. Ya basta. Pero pasé por la Tourette y vi esta iglesia. Pensé : "Caramba, es fantástica, puedo hacer otra". Ya que la segunda era diferente de la de Ronchamp, la tercera iba a ser vertical."
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