Le Corbusier

LE CORBUSIER: CONVENTO LA TOURETTE

Simbolismo

La austeridad del monasterio encaja con el ideal de pobreza de la orden de los dominicos. Se crean espacios que invitan a la meditación, a la oración y al contacto con la naturaleza y la creación divina a través de los ventanales.
El monasterio está ubicado en un lugar apartado, en plena naturaleza y con accesos discretos, debido a su finalidad como lugar de retiro.
La luz juega un papel importante debido a la creación de entornos dramáticos orientándola a través de "cañones de luz" que llegan a iluminar directamente los altares e infiltrándola a través de rendijas entre las paredes y el techo.
Construcción

El edificio está construido casi completamente en hormigón. Probablemente elegido por su economía y versatilidad. Dicha economía le otorga un carácter austero al convento.

Su estructura consiste en un sistema de pilares, vigas y tabiques de hormigón, siguiendo uno de los 5 puntos de Le Corbusier sobre la nueva arquitectura.

La base del edificio comienza en el punto de más altura y se prolonga horizontalmente por encima de la ladera. Los pilares no elevan la base, parten de ella buscando la tierra. Las paredes tienen distintos acabados, destacan el encofrado en tablas y el proyectado, entre otros.

Funcionalidad

Todas las medidas que se usan en el convento de La Tourette están proporcionadas por la medida del modulor. Esto le permite crear espacios mínimos de habitabilidad, como es el caso de las celdas de los monges.

El monasterio es como una ciudad en sí misma, ya que crea edificios con diferentes funciones, tanto públicos como privados.

Luz

El edificio tiene grandes aperturas en los pisos inferiores, iluminando los lugares públicos y destinados al trabajo.

La iglesia no posee la iluminación tradicional en estos espacios, ya que no tiene vidrieras ni rosetón. La luz entra a través de rendijas entre la pared, el techo y una de las esquinas. También utiliza "cañones de luz" dirigiéndola intencionadamente.

En las plantas superiores en las que están las celdas de los monges, las aperturas se cierran al interior y se abren al exterior, lo que provoca una sensación de recogimiento, retiro pero que permite la contemplación del paisaje.

Territorio/naturaleza

El monasterio se encuentra en una ladera cerrada por dos valles en un lugar apartado y en plena armonía con la creación divina. El territorio penetra en el monasterio a través de los grandes ventanales. El entorno ayuda a crear un ambiente dentro del monasterio que invita a la oración y a la meditación.

Le Corbusier también pone en práctica uno de sus cinco puntos de la arquitectura, ya que en la terrraza replantea el concepto de claustro, ajardinándolo y cerrándolo con muros bajos.

Forma/composición
El monasterio está compuesto por espacios y volúmenes geométricos ordenados según su función e importancia.
Le Corbusier separa el volumen en dos conjuntos principales: uno, el monasterio en sí, suspendido sobre pilares, que comprende las estancias de los monjes y los espacios públicos y de trabajo, y otro, la iglesia, única parte apoyada directamente sobre el terreno.

El altar, situado en la intersección de los ejes principales del edificio, se convierte en el centro de gravedad de éste, convirtiéndose en el centro de mayor importacia del conjunto.