Con la arquitectura de Frank Lloyd Wright surgió un dilema norteamericano en el curso de su carrera arquitectónica: el problema de acomodar el automóvil al comercio.
Todos los edificios para usos comerciales de Wright deberían contemplarse a la luz de la revolución automovilística. Algunos de éstos ( entre ellos la tienda de regalos V. C. Morris) fueron concebidos pensando en los peatones, mientras otros fueron diseñados con el automóvil y sus repercusiones en mente.
Muchos de los edificios peatonales fueron conformados a solares urbanos pequeños y aislados por el constreñimiento de muros rígidos partidos.
Concretamente para la tienda de regalos V. C. Morris, San Francisco, 1948- 49, Wright desafió la sabiduría convencional y su propio principio arquitectónico fundamental (practicar una abertura en la caja) con la creación de un pequeño cubo de ladrillo de dos plantas iluminando por lucernario en cuyo interior una rampa de hormigón en suave espiral llevaba a los compradores a la segunda planta. Fue diseñada para acomodarse en solares urbanos ubicados entre edificios contiguos.
La tienda Morris constituye un audaz diseño, a la vez que refleja el concepto de caja de regalo del propio edificio, calculado para sorpender y encantar a los que se aventurasen hacia el interior.
MATERIALES
Una delicada línea de paneles translúcidos son una plantilla de motivo geométrico, clásico en Wright, esconde luces de la pared exterior.
En el interior el espacio parece girar por debajo de la luminosidad que emiten desde el techo las burbujas de plexiglás blanco, que crean un efecto opalescente y evoca la geometría orgánica del interior del edificio Johnson Wax.
El ladrillo en sí, está bellamente utilizado, y llama la atención en silencio en lugar de competir con los edificios que rodena la calle.
La rampa interior y el segundo nivel están hechos con hormigón armado blanco.
DESCRIPCIÓN
La tienda de regalos V. C. Morris es un volumen circular oculto detrás de una simple pared de ladrillos.
La entrada principal se realiza a través de una versión actualizada del arco románico, cuya curva se repite en los detalles interiores. Según Wright este tipo de entrada atrae al transeúnte mas que cuando se muestra la mercancía en las vidrieras que dan a la acera.
En el interior de la tienda, Wright coloca un entresuelo circular, alcanzando por una rampa flotante en espiral ascendente, que es el nudo alrededor del cual se desarrolla el resto de la tienda y la estructura destacable. Aberturas circulares e iluminadas perforan la pared curva de la rampa permitiendo la visualización de los objetos expuestos.
El sistema de mobiliario de madera y el vidrio también se componen de segmentos en forma circular.
La luz es proporcionada por una red de globos translúcidos interbloqueados y suspendidos por encima del espacio circular.
Bibliografía:
Frank Lloyd Wright y la ciudad viviente. Vitra design museum
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